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Hoy, ChatGPT no es solo un asistente digital: es una presencia cotidiana en la vida de millones de usuarios. Y entender cómo y por qué la gente lo usa nos ayuda a comprender hacia dónde se dirige la relación entre humanos y tecnología.
Cuando ChatGPT se lanzó, su uso era sobre todo experimental. La gente le pedía chistes, recetas o poemas. Pero, con el tiempo, el experimento se convirtió en hábito.
 El informe del NBER revela que para mediados de 2025 se enviaban más de 2.600 millones de mensajes diarios a través de la plataforma, un crecimiento de más del 500% en un solo año.
Al inicio, la mayoría de usuarios eran hombres jóvenes de países desarrollados. Hoy, el panorama ha cambiado: el uso se ha equilibrado entre géneros, y los países de ingresos medios y bajos registran el crecimiento más acelerado. La inteligencia artificial dejó de ser un lujo tecnológico para transformarse en una herramienta accesible y global.
Quizás el cambio más interesante no tiene que ver con cuántos usan ChatGPT, sino para qué lo usan. En 2024, casi la mitad de los mensajes estaban relacionados con tareas laborales. Un año después, solo el 27% tenía ese fin.
Entonces, ¿en qué usamos el resto del tiempo a la IA?
 Según Marc Zao-Sanders (2025), autor del Top-100 Gen AI Use Case Report, la respuesta es simple: en nosotros mismos. Los usos más comunes de la inteligencia artificial en 2025 incluyen terapia conversacional, organización personal, planificación de vida y búsqueda de propósito.
ChatGPT ha pasado de ser una herramienta de productividad a convertirse en un asistente de bienestar, capaz de acompañar decisiones, rutinas y emociones. Ya no solo ayuda a escribir correos, también a escribir mejores días.
Aunque los usos personales crecen, el trabajo sigue siendo un terreno clave para la IA. El NBER estima que el 40% de los mensajes laborales en ChatGPT están relacionados con escritura: desde informes y presentaciones hasta redacción de correos.
Lejos de reemplazar tareas humanas, la IA actúa como copiloto cognitivo, ayudando a mejorar la claridad, estructura y creatividad en la comunicación profesional. En palabras de los investigadores, su verdadero valor está en mejorar la toma de decisiones y el razonamiento, especialmente en empleos donde el conocimiento y la comunicación son esenciales.
El crecimiento de ChatGPT en países emergentes refleja algo más que adopción tecnológica: muestra una nueva forma de acceso al conocimiento. En muchos lugares, la IA es hoy la puerta de entrada a información, educación y habilidades digitales.
Esta tendencia también está cambiando la cultura digital. Las personas están aprendiendo a colaborar con la tecnología en lugar de simplemente usarla. Pedirle consejo a una IA, pedirle que traduzca una emoción o que nos ayude a organizar el día se ha vuelto parte de una rutina global.
En menos de tres años, ChatGPT ha cambiado nuestra forma de trabajar, aprender y pensar. Lo que empezó como curiosidad se convirtió en un nuevo lenguaje de interacción entre humanos y máquinas.
Hoy ya no se trata solo de inteligencia artificial, sino de inteligencia compartida: un espacio donde la creatividad humana y la potencia tecnológica se encuentran.
 Y si algo nos enseñan los datos, es que este cambio recién comienza.